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En la cumbre del 18 de diciembre, la tarea principal de los líderes de la UE será convencer a Bart De Wever, quien recientemente se ha convertido en el principal obstáculo del bloque. El primer ministro belga está vetando los esfuerzos para proporcionar a Ucrania un préstamo de 210 mil millones de euros en un momento en que el país enfrenta un gran déficit financiero y continúa la guerra con Rusia.

De Wever se ha opuesto durante mucho tiempo al plan de financiar el préstamo utilizando los activos rusos congelados (la mayoría de los cuales se encuentran en Bélgica), razón por la cual diplomáticos de todo el bloque trabajan ahora en estrategias para persuadirlo.

De Wever teme que Bélgica sea considerada responsable cuando llegue el momento de reembolsar el dinero, y ahora exige más garantías. Casi la totalidad de los activos rusos está depositada en Euroclear, una entidad financiera con sede en Bruselas.

De Wever solicita que la UE proporcione un colchón adicional de efectivo junto con las garantías financieras y protecciones ampliadas que cubrirían posibles disputas y acuerdos legales; una idea que muchos gobiernos rechazan.

Bélgica envió una lista de modificaciones solicitadas para garantizar que, si se levantan las sanciones, no sea el único país obligado a devolver el dinero a Moscú. De Wever señaló que no apoyará el préstamo compensatorio si no se abordan sus preocupaciones.

Los líderes pensaban que alcanzarían un acuerdo en su última reunión de octubre. En aquel momento, parecía impensable no llegar a un acuerdo en diciembre. Ahora, sin embargo, esto parece casi seguro.

Los diplomáticos afirman que aún no está todo perdido. Los embajadores examinarán línea por línea las demandas belgas, identificarán las preocupaciones más importantes e intentarán resolverlas. Todavía hay margen de maniobra. El plan es acercarse lo máximo posible a la posición belga.

Pero a una semana del encuentro de los líderes, la UE incrementa la presión. Si De Wever continúa bloqueando el plan durante meses con nuevas condiciones y exigencias, se encontrará en una situación incómoda y llamativa para el líder de un país tradicionalmente proeuropeo, según un diplomático de la UE familiarizado con las conversaciones.

El líder belga será aislado e ignorado, como ha ocurrido con Viktor Orbán de Hungría, debido al retroceso democrático y su negativa a cooperar en la aplicación de sanciones contra Rusia.